BRUCE SPRINGSTEEN: "WRECKING BALL". Crítica del disco

No entra ni con calzador. Lo he intentado. Juro que lo he intentado y aún no sé bien por qué. Bueno, sí lo sé. Este hombre significó mucho para mí en el pasado y quizá por ello he sido algo más paciente que con los demás. No comenzaré de nuevo a contar todo lo que ha sido Springsteen en mi vida hasta hace ya… demasiados años, porque ya lo he hecho en unas cuantas ocasiones y de sobra es conocido por todos aquellos que me seguís. Primer concierto; 2 de agosto del 88, el mejor de mi vida; último: Badalona, la gira acústica del “Devils & Dust” en 2005 creo, y para no repetir.

Por todos es sabido el exagerado peloteo por parte de los medios respecto a todo lo que rodea al de New Jersey. Da igual que haga rock, folk, pop o hasta rancheras. Para ellos, hablar de Bruce Springsteen es hablar de buena música. Por no mencionar sus ideas políticas. Todo lo que diga y piense va a misa y no se discute. Poco importa que lo que cuente en sus letras nada tenga que ver con su estilo de vida y que, de hecho, sea pura contradicción. Si él lo dice, será verdad. Nadie como Bruce para relatar la vida y miseria de su país y crear debates de opinión.

Leía por la mañana un artículo en EL Comercio, donde se constataba que lo que estoy diciendo es rigurosamente cierto. Titulares como: “El 'boss' coloca la avaricia y la corrupción en el centro de la diana de 'Wrecking ball'”, no dejaban lugar a ninguna duda. El Jefe regresaba como salvador de patrias y almas a partes iguales. Sus letras son una crítica a la banca, el dinero fácil y el capitalismo en general, es decir, típicos mantras del pensamiento único tan de moda últimamente a lo largo y ancho de este mundo. Lo del rico malo y el pobre bueno es de fácil comprensión para la mayoría de los mortales y, desde luego, políticamente correcto. Lo que ya se me escapa es en qué grupo se siente más identificado. No seré yo la que le critique por querer ganar el máximo dinero posible, muy al contrario, pero que hable de la avaricia y” la ruleta de la bolsa” con esa ligereza es de una impostura indigna para alguien en su situación.

En cuanto al disco, me parece un truño infumable, facturado en “cuatro tardes” sin comerse mucho el tarro e intentar venderlo "al por mayor" para hacer algo de ese “dinero fácil” del que tanto habla en sus canciones. Tampoco ayuda la innecesaria incorporación tanto de “Wreking Ball”, tocada ya en sus directos, ni por supuesto la archirrequetesobada “Land Of Hope And Dreams”, aunque sea como homenaje a Clarence. El primer single, ya conocido por todos, “We Take Care Of Our Own” es pésimo y el aire folclórico-festivo que impera en todo el supuesto disco de protesta, es empalagoso a más no poder. “Jack Of All Trades” se puede hundir el día y “Rocky Ground”  está sacada directamente y sin disimulo de “One Step Up” del “Tunnel Of Love”, salvando cien galaxias de distancia y con un aire hip-hopero muy sospechoso.

Y así podría no parar. Un disco donde nada destaca, hecho como disculpa para salir de gira y que no se note mucho que hay que seguir haciendo caja para mantener el tren de vida que llevan él y sus vástagos, algo por otra parte perfectamente entendible, pero incompatible con su discurso. Y no lo dudéis, el obrero de New Jersey seguirá trabajando duro para compartirlo y repartirlo con todos nosotros. Alabado sea pues.