WHITESNAKE: "THE PURPLE ALBUM". Crítica del disco

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Realmente no sé qué pinto yo aquí haciendo una crítica de este The Purple Album, un disco de canciones de Deep Purple, época Coverdale, pasado por el túrmix de los Whitesnake actuales. Todos sabemos que esas canciones son grandiosas y forman parte de lo mejor de la historia del rock así que, en teoría, se trataría de elogiar de nuevo esos benditos temas, con algún que otro pequeño retoque y poco más. Pero no, este disco representa algo más: para unos es un sacrilegio, para otros algo curioso y creo para nadie una obra maestra. David Coverdale no sale vivo del envite, algo que por otra parte le trae sin cuidado, a razón de sus declaraciones hace tan sólo unos días. Y es que, la verdad, razón no le falta. ¿A quién diablos le importa lo que una figura como él pueda hacer o dejar de hacer en el mundo del rock and roll? Este tipo ya se tiene el cielo ganado desde hace muchos años así que si quiere recuperar sus viejos clásicos, no veo el problema. Además, no hay que olvidar que todo esto viene después de haber intentado por todos los medios recuperar a Ritchie Blackmore para la causa con una nueva negativa.

Una vez tenemos claro que el peculiar guitarrista no quiere saber nada (de momento) de su pasado o de una vuelta al ruedo, más bien, Coverdale se pone manos a la obra con la ayuda de sus Whitesnake. Debe ser difícil encontrarse nuevamente con esos tres santos discos e intentar no reproducirlos exactamente igual. Meter tijera o modificar maravillas como de las que estamos hablando no creo que sea sencillo y menos, sabiendo de ante mano, que te van a criticar sí o sí. Yo misma reaccioné de un modo un tanto airado cuando me hice eco de la noticia del nuevo álbum pero dándome cuenta al instante de que quién soy yo para decirle a los demás lo que tienen que hacer. Faltaría más.

Metidos en harina, vamos con la crítica. Ya había escuchado y visto algún tema de adelanto que nos habían ido dejando en el YouTube. Sólo los fans de sangre más fría son capaces de esperar a que salga a la venta o a comprarse el disco para prestar atención a un nuevo trabajo y como no es mi caso, ya iba sobreaviso. No me gustó nada lo que escuché, o casi nada, con lo cual tenía claro que no me esperaba una semana de mucho goce. No he podido darle más que un par de escuchas por mi propia salud mental y auditiva y lo creo más que suficiente.

A estas alturas, la mayoría ya sabéis que soy una clásica y una romántica, pero que no estoy cerrada a nuevas sensaciones siempre y cuando me convenzan y este The Purple Album no lo ha hecho. Como decía en párrafos anteriores, las canciones no pueden ser malas pero en algunos momentos llegas a dudarlo como en la herejía con You Fool No One o Stormbringer; otras, sin embargo, pasan el corte como Sail Away, Holy Man o Soldier Of Fortune, es decir, las más sosegadas. Y es que no veo el motivo de tanta jeviatada, tanto solo imposible y desorbitado (pobre Burn) y tanto forzar la voz. La producción es también muy potente pero esto es algo a lo que ya estamos acostumbrados con sus últimos discos.

Concluyendo: un disco innecesario a todas luces para el fan, excusa perfecta para salir de gira tocando los clásicos de Deep Purple (que no es poco) con un set list que tira de espaldas y una invitación directa para meterte en vena los insuperables Burn, Stormbringer y Come Taste The Band seguidos y olvidarte de extraños experimentos.

Nota: no me atrevo.