Dime quién los trae y te diré a qué hora empieza. Ese es uno de los lemas o, mejor dicho, uno de los miedos a la hora de asistir a un concierto. Los que van a echar unas risas, beber unas birras o simplemente a pasárselo bien, no tienen problema pero a los que vamos única y exclusivamente a ver el show nos echa un poco pa'trás. Así y todo nos animamos. No lo tenía entre mis imprescindibles, quizá porque había demasiados, pero mal hecho. Reconozco que había escuchado el potentísimo disco de The Sonics así, a lo lejos, alguna que otra vez, mientras Rockland lo escuchaba antes de hacer su crítica. No le había prestado la suficiente atención hasta esta semana a pesar de que me habían dicho que era buenísimo. Pues bien, primera escucha y flechazo al canto. The Sonics habían vuelto y, como comentaba ayer Alberto al término del concierto, sus nuevas canciones no desentonaban entre sus viejos clásicos.
A las ¡11 y 20! de la noche y sin perder el tiempo salieron a matar la banda sixty. No son, como ocurre en ocasiones, una banda tributo en la que solamente quede uno de sus miembros originales. Aquí aún están tres de los cinco de aquella época (Gerry Roslie a la voz y teclado, Larry Parypa a la guitarra y Rob Lind al saxofón) así que estábamos viendo parte de la historia del rock and roll. Con una sala abarrotada hasta en las escaleras, volvimos a ver los toros desde la barrera, comprobando lo buena que es la experiencia en este tipo de lides. Las bandas de garage tienden a tener un público algo salvaje que creen imprescindible saltar y dar empujones a todo el mundo cuando suena la música y que, como encima los mires mal, te dicen: "Tía (con confianza y todo), esto es un concierto de rock", y se quedan tan anchos/as. Ayer tocaba tribu punk/rockandrollera y no había ni rastro de la etnia más heavymetalera o hardrockera del domingo pasado, mucho más civilizados, dónde va a parar. En mi vídeo podéis comprobar el jaleo monumental del último tema y felicitar a esos que siempre botan de espaldas al escenario por no perderse un detalle.
Como os decía más arriba y antes de enrollarme demasiado, como de costumbre, la pionera banda americana salió a escena a hacer lo que mejor saben: ejecutar con crudeza y contundencia veinte temas en apenas una hora. A estos septuagenarios no les hace falta perder el tiempo entre canción y canción ni hablar demasiado. Van a hacer lo pactado: cumplir con su trabajo, directos y sin miramientos. Lo que en otras bandas puede resultar una broma en estos tipos es un regalo del cielo y nadie acabó quejándose de la duración. Vale más un hora intensa de The Sonics que dos de algunos de cuyo nombre no quiero acordarme. En definitiva, locura desatada desde Cinderella hasta la batalla campal con The Witch. Misión cumplida.
8 comentarios:
Hola Paula...Yo ayer estaba una cuadra más arriba,como dicen en sudamerica,disfrutando de nuevo con Spike & Cia...Pero me gusta tu crónica y me gusta que disfrutaseis con los Sonics....Ahora una pregunta...¿Viste a los teloneros?...The Sonic Race...Me gustaría saber tu opinión sobre ellos :D
Hola Juán, dirás una cuadra más abajo. No, lo siento, no vi a los teloneros así que no te puedo decir nada. Ya calculamos para llegar a una hora cercana a los Sonics. ¿Eran amigos tuyos? Lástima no poder decirte nada.
Por cierto, ¿qué tal los Quireboys? Supongo que bien, como de costumbre.
Gracias por comentar, salud y un beso a Susana.
Pues efectivamente,Paula,son colegas y residentes en Navia...Y tienen un directo demoledor....No son tecnicamente impecables,pero se entregan un montón.....Una pena que no los vieseis....
Sobre los Quireboys,pues te puedes imaginar....Genial como siempre y con un Spike desbocado(demasiado creo yo ..Igual se debía a la "Coca light" que no para ba de beber jajajajaja)....Le falló en algunos momentos la voz,pero sabe suplirlo con su buen estar sobre las tablas.....
Besos y abrazos para ti y Rockland y nos vemos en Schenker...U os vais a acercar a Junkyard?????
Pues a mi este tipo de grupos garajeros los descubri ya mayor,alguno me gustaba mas que otro pero en general de chaval no les prestaba atención, para mi el disfrute de grupos como los Sonics es disfrutarlos en directo donde se da rienda suelta a toda esa energía que desprenden, aunque ahora la energía la pone el público mayormente.
Juan: ya sabes lo poco que me suelen gustar los teloneros (mal sonido, retrasos...) aunque no dudo de que alguna vez me pierda alguno que merezca realmente la pena.
¿Spike desbocado? Nooo, no puede ser. Pero si él sólo bebe zumos. Vale más un Spike algo perjudicado, por decirlo fino, que unos cuantos sobrios y frescos como recién salidos de la ducha. :)
Lo de Junkyard lo estamos pensando y meditando con la almohada. Cada uno con la suya. Jajajaj
Gracias y salud, Juan.
UFO: yo tampoco los escuchaba en los 60 porque, básicamente, no había nacido.:) Y sí, tienes toda la razón: ellos pusieron toda esa intensidad y energía cuando eran jóvenes y ahora somos nosotros ("los jóvenes":) los que la tenemos que poner. Aunque la verdad, es fácil, con esos tipos dinamitando la sala como mejor saben.
Gracias y salud, boy.
Hola.
Como bien dices fue un concierto corto -y se me hizo breve-, pero sorprendentemente para una banda casi septuagenaria fue gozosamente intenso y satisfactorio. Eché de menos algún tema del elepé "Boom boom", pero como era de esperar sonaron los grandes clásicos, aunque a mi parecer, como os comenté allí, sonaron quizá demasiado "limpios", y ciertamente los nuevos temas sonaron tan bien como los antiguos, lo cual es un logro extraordinario para una banda que llevaba tantos años inactiva. Con todo, una velada inolvidable.
Saludos.
Alberto de Mieres.
A esas edades y hoy en día el casi lógico que suenen limpios. Personalmente lo agradezco. Como en todos los conciertos cada uno haríamos nuestro set list particular pero creo que, en global, acertaron con todo, a razón de la respuesta del público.
Fue un placer veros otra vez por allí aunque fuese por poco tiempo.
A ver qué hacemos el sábado. Seguimos pensándolo. Jajaja
Gracias por comentar, por ser siempre tan atento y salud, Alberto.
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