(Tiempo de lectura: minuto y medio)
Voy a intentar hacer una crítica de disco cada semana. (He dicho intentar). Hoy le toca el turno a un tipo incómodo como Steve Earle. Acabo de repasar mi crítica de su anterior trabajo, The Low Highway, en la que os comentaba que se trataba, no de un disco redondo, pero al menos sí con un buen puñado de temas. Confesaba también que desde hace años este hombre no levantaba cabeza, musicalmente hablando, sacando infumables tostones que no hacían más que aburrir a las piedras, sobre todo desde que había conocido a su ahora ya última ex mujer. Pues bien, podemos estar de enhorabuena. Ya no veremos más el bochornoso momento de todo un Steve Earle arrodillándose ante Allison Moorer en pleno concierto, cual pelele y haciendo el ridículo más espantoso. Esas cosas se dejan para la intimidad y románticas pedidas de mano. Menos mal que el bolo fue memorable y lavó aquel pequeño lapsus.
Pero centrémonos en este Terraplane y en su contenido. Como digo, al bueno/malo de Earle le ha sentado como un guante su no nuevo estado civil y se ha sacado un disco de la manga de mil pares. Si la semana pasada os decía que el A Conspiracy of Stars de UFO iría de cabeza al primer puesto en la lista de final de año, le tendrá que disputar el puesto a este soberbio álbum. El rebelde artista norteamericano nos ha sorprendido con un disco de blues en pleno 2015 homenajeando a los grandes del género pero sin hacer ninguna versión y siendo todo canciones originales, cosa nada habitual hoy en día.
No se trata de otro álbum de blues cansino como a muchos les podría parecer en un principio. Nada de eso. El díscolo músico ha plasmado 11 temas que se te pasan el un santiamén, que distingues a la perfección y que no te quitarás de la cabeza. Media hora de temas redondos donde destaca de manera especial la inquietante The Tennessee Kid, un implacable boogie rock extraído directamente de La Grange de ZZ Top. Como veis, no sólo se nota la estela de los Robert Johnson (no hay más que fijarse en el título del álbum), Lightnin' Hopkins y cía, sino que también se acerca a bandas (iba a decir más modernas) menos añejas. Otro de mis momentos favoritos es la exquisita Better off Alone con un bonito y conciso solo de guitarra. La vacilona Go Go Boots Are Back me recuerda de inmediato al Steve Earle que ya creía perdido. El dueto con Eleanor Whitmore en Baby's Just As Mean As Me es sencillamente delicioso y el cierre con su particular Hey Joe que es ese King of the Blues el carpetazo final para un extraordinario trabajo.
Así sí, señor Earle. Así, da gusto.
Nota: 9
4 comentarios:
Lo tengo ya pedido y tu entrada no hace más que ratificar nuestro común acuerdo. Este Earle es un artista que tendrá sus bajones pero que, afortunadamente, nunca me ha defraudado.
Saludos,
JdG
Muchas gracias por ser the one and only, Javier. Me alegra que te haya gustado tanto el disco como a mí. Yo ya creía que lo habíamos perdido para siempre, musicalmente hablando, y me equivoqué una vez más. Ojalá me equivoque más veces en la misma dirección.
Eso sí, lástima que no se haya animado más gente a comentar qué les parecía. No sé, será por la camiseta de la anterior entrada. jajajaja
Gracias y salud, Javier.
Vaya!, había leído alguna crónica que no lo ponía tan bien como tu pero viendo el contraste de opiniones me dan muchas ganas de comprobar que continente este disco del bueno/malo de Earle. Por cierto, sabias que en aquella serie The Wire hacia unos cameos espectaculares?
Lo siento, Pupilo, no veo series. Yo sin embargo, no había leído nada pero no me imagino cómo puede alguien criticar este soberbio disco. Supongo que pondrían por los altares los más flojos. En fin.
Gracias y salud, Pupilo.
Publicar un comentario