LOU REED, Hammersmith Apollo, London, 04/07/2011

Hace justo 20 años me encontraba en el mismo lugar viendo al mismo artista. LOU REED era uno de mis preferidos y no lo pensé dos veces, ya que me encontraba viviendo en la ciudad de Londres. Sí, sé que me perdí un montón de conciertos, incluidos unos ALLMAN BROTHERS con DICKEY BETTS, WARREN HAYNES y ALLEN WOODY, pero esta es otra historia en la que más vale no ahondar.

Después de un break de una noche en la ciudad inglesa, nos dirigimos de nuevo al Hammersmith Apollo a tantear cómo andaban de entradas, pues éstas no las habíamos adquirido desde casa, sino que nos habíamos arriesgado a cogerlas en taquilla, como así hicimos. Una fila seis a algo más de una hora de empezar el concierto no está nada mal. Mucho ambiente en los alrededores, no en vano, el viejo LOU es muy querido en la ciudad del Támesis y eso se nota.

Realmente no sabíamos que esperarnos de LOU REED hoy en día. Habíamos leído hace tiempo que su último paso por este país había sido algo fallido, pero Rockland tenía ganas de ver a esta leyenda y yo, aunque ya no esté entre mis predilectos hoy en día, no le haría ningún asco. Con puntualidad británica, como de costumbre, salió el de Long Island algo dubitativo y con una imagen un tanto… desconcertante. Quiero decir, se le veía mayor (sí, ya sé que tiene 69 años), y tenía un poco pinta como de indigente. Sus dos primeros temas los atacó como sin fuerza ni ganas pero al tercero… resucitó. “Temporary thing” fue el comienzo de lo que sería de este momento en adelante el show.

Ya sabemos que el tío LOU no se caracteriza por la expresividad en escena saltando y bailando sin cesar, de hecho nadie lo pide, pero con su especial carácter interpretativo, su particular voz y arropado por una sensacional banda, el concierto fue de menos a más durante una hora y media, jaleado por el público sin cesar y dejándonos boquiabiertos a más de uno por su capacidad de transmitir emociones. “Ecstacy” fue uno de los momentos cumbre del bolo, fue de agradecer un recuerdo a la Velvet Underground con “Sunday Morning”, “Venus in fire” nos puso la carne de gallina, “Sweet Jane” nos encandiló a todos y esa “The Bells” para cerrar la hora y media de show, con un REED agradeciendo a los fans de la primera fila estrechando sus manos, fue el colofón perfecto a una brillante noche.

No sé si haría el esfuerzo de nuevo por viajar por este país para ver de nuevo a este hombre, pero de lo que sí estoy segura es de que las dos veces que lo he visto, con 20 años de diferencia entre ambas, han sido de esos momentos únicos que sabes pocas veces se repetirán.