¡Feliz año 2015!

Esta vez sí, esté o no la entrada programada, ha llegado a tiempo.

Recuerdo como hace años esperaba esta gran noche como agua de mayo, con mis mejores galas, mi peinado más elegante y mis más caras pinturas de guerra. La cena en casa era sólo la excusa para “forrar” bien antes de hacer mía la noche. No se trataba de salir a ligar ni nada parecido; la cuestión era ir a bailar, echar unas risas, tomar unas copas bajo la regla de oro de no mezclar jamás ningún tipo de licor y llegar lo más tarde posible pero con todo puesto en su sitio. El chocolate con churros también ayudaba a coger buen tono para la vuelta a casa. El problema venía a hora de la comida del día siguiente donde siempre maldecías la noche anterior y jurabas que era la última. Bien, todo esto ya no me pasa desde hace mucho tiempo (gracias a Dios) y está bien que así sea. Ahora, mis noches son tranquilas y mis comidas de comienzo de año despejadas y quizá alguna hasta soleada. Así os deseo este 2015, sin vaivenes excesivos, con la mente y las cosas claras y si puede salir el sol tras un túnel tan largo, mejor que mejor. ¡Feliz año!