Que los grandes de mitos de la música vuelvan a estar de máxima actualidad siempre es motivo de regocijo, al menos para mí. He dicho hasta la saciedad el amor que siempre he sentido hacia
Sir Paul McCartney pero nunca está de más que lo vuelva a recordar. Además, ayer fue el día de San Valentín. Sí, ese que tan de moda está decir que es una cursilada, que el día de los enamorados tiene que ser todos los días, que... En fin, mil y una excusas de amargados solitarios y reprimidos que andan por el mundo, que sin embargo, no dudan en celebrar el día de la Madre, del Padre y del Espíritu Santo, Amén. Para quererse siempre es buen momento y si encima se da el clima y haces algo especial pues mejor que mejor.
Este
"Kisses Of The Bottom" viene que ni pintado al caso e iba a ser mi entrada de ayer si
San Clemente no hubiera dado comienzo a otra relación de amor. Pero hoy se trata de nuestro querido
Macca y este más que agradable último disco, del que ya he oído hablar mal, por cierto, algo que me anima aún más para hacer la crítica.
Se trata de un álbum casi compuesto en su totalidad por versiones de temas antiguos,
como ya os había adelantado hace unas semanas, más un par de ellos de cosecha propia como son
"My Valentine" y
"Only Our Hearte", dos bonitas canciones, sobre todo la primera, con
Eric Clapton a la guitarra y la segunda con la inestimable colaboración de
Stevie Wonder, algo que se nota a la legua.
Quizá no sea un disco para escuchar en la playa o para ir de marcha pero, como digo, es perfecto para un día como el de ayer y para románticos empedernidos como yo, que no tengan ningún pudor en reconocerlo. Es McCartney en estado puro. Melodía, melodía y melodía. Además se acaba de casar de nuevo y eso también ayuda, o debería en la mayor parte de los casos. Sí, estoy haciendo un defensa a ultranza del matrimonio porque creo en él, a pesar de las dificultades que pueda acarrear.
Para mi gusto, destacar entre todos y cada uno de los temas, algunos como puedan ser el que da comienzo al disco,
"I'm Gonna Sit Righ Down And Write Myself A Letter" de cuyas letras se sacó el título del álbum;
"Home"; "The Glory Of Love"; "We Three (My Echo, My Shadow And Me)", o
la preciosa
"Get Yourself Another Fool". Aunque, como digo, es un disco que se puede escuchar del tirón sin temor a tener que ir saltando algún corte por por temor a enternecerse demasiado. A mí, personalmente, me tiene completamente atrapada. Si lo escucho en compañía me pongo cariñosa pero si lo hago en solitario me produce una cierta nostalgia y melancolía.
En definitiva, un delicado y placentero disco, que estoy segura ablandará vuestros duros corazoncitos de rockers impenitentes y encandilará a vuestras medias naranjas si es que aún os aguantan.